¿RECUERDOS O REALIDAD?
He oído comentarios sobre las obras del parque: que no me gustan porque ya teníamos parques; que es una obra innecesaria; que me han quitado parte de mis recuerdos: cuando de joven jugaba en él o los bailes de gala a los que asistí; han destruido los parques, no hay derecho, etc.
Yo, he de reconocer que no tengo ese tipo de recuerdos, pues no los he vivido. Cuando yo descubrí los parques de mi pueblo ya no existían esos bailes “tan famosos”, ni he jugado de cría en ellos. No tengo esos recuerdos, pero tengo memoria, más reciente eso sí, por ello me acuerdo cuando iba al parque infantil con mi hija pequeña, hoy adolescente, y sólo estábamos en él cuatro padres y siete niños. He conocido muchos parques repletos de madres, padres y niños jugando, personas mayores paseando o tomando el sol en un banco o en una tertulia. Me extrañaba que en el mío sólo hubiera unos pocos niños jugando, ¿dónde estaban los niños? ¿Dónde paseaban las personas mayores?. Los otros dos parques tampoco lo he disfrutado tanto como me hubiera gustado, pues cuando ibas a ellos estaban vacíos y si no cerrados. ¡Qué sensación de desasosiego y desolación! ¡Qué pena de espacio sin disfrutar ni vivir!
Ahora existe un proyecto, ya en marcha y próximamente finalizado, de un gran parque, en el que nuestros hijos puedan jugar, montar en bicicleta, saltar..., dónde los padres puedan estar un poco más tranquilos mientras sus hijos disfrutan, nuestros mayores puedan pasear, tomar el sol o formar una tertulia ¿por qué no?
Hurgando en mi memoria, descubro que mis hijos tampoco han disfrutado de la piscina municipal..., pero ¿quién ha disfrutado en verano de la piscina?. La mitad de los jóvenes del pueblo veranean en las playas (segundas residencias, alquileres...), luego, no utilizan la piscina. De la otra mitad de jóvenes que se quedan en el pueblo, la mitad de esa mitad tampoco han podido disfrutar de la piscina, pues cuando iban a ella no se podían bañar, ni disfrutar del baño pues había unos cuantos “cafres” que no los dejaban bañarse, y cuando las madres o los monitores les llamaban la atención les insultaban y se encaraban con ellos. Conclusión: esos jóvenes y niños no volvían a ir a la piscina. Esto lo han vivido mis hijos y yo misma, así como otros niños, niñas y madres.
Existe otro proyecto en marcha, una piscina cubierta, que podrá disfrutar todo el pueblo, en mejores condiciones que la anterior. ¡Dios, cuántos resfriados cogidos al salir del agua e ir hacia los vestuarios!.
Creo en estos proyectos, por eso les digo a las personas de nuestra generación, que los recuerdos se llevan en el corazón, en la memoria y en los álbumes de fotos que de vez cuando miramos con nostalgia y nos hacen sonreír. Pero, así como nosotros evolucionamos y maduramos, también nuestro pueblo ha de madurar, evolucionar y prosperar, no puede quedarse anclado en el pasado. Hemos superado el siglo XX ¡vivimos en el XXI!.
Quiero un pueblo próspero, evolucionando con su tiempo, para seguir forjando en mi memoria y en la de todos los olontenses más recuerdos; para que nuestros niños, niñas y jóvenes empiecen a sentir y vivir sus propios recuerdos, en el parque, en la piscina, en el paseo, en cada rincón de nuestro pueblo, para que el día de mañana les cuenten a sus hijos sus recuerdos, los de su época, los que ellos forjen, y no los que tengan de un pueblo anclado en el pasado.
Quiero un pueblo para vivirlo y disfrutarlo y espero que entre todos lo logremos.
Una olontense.